Cartelera cultural en Rada Tilly: folklore, feria y teatro para
Lamentablemente el peronismo es imbatible
Por: Sergio Marcelo Mammarelli
Abogado laboralista, especialista en negociación colectiva.
Ex Titular de la Catedra de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad Nacional de la Patagonia.
Autor de varios libros y Publicaciones.
Ex Ministro Coordinador de la Provincia del Chubut
Concluyeron las elecciones de octubre y con ello iniciamos el camino por fin para elegir a un nuevo gobierno por los próximos 4 años.
Todos teníamos hasta el domingo, una enorme esperanza que el proceso electoral que se inició podía marcar una bisagra en la política argentina, con una sociedad que parece haber llegado al límite de su paciencia. Sin embargo, no fue así.
Ya sabemos que la sociedad eligió a dos candidatos que irán al ballotage: Massa y Milei, en ese orden.
Lo más relevante del domingo, es que se la argentina perdió la oportunidad histórica de un verdadero cambio de liderazgos políticos que nos hagan pensar en algo distinto. Ahora si podemos confirmar varias sospechas que nos aturdían hasta este domingo. Las encuestas esta vez, no se equivocaron al menos para advertir las tendencias de la sociedad. Todas indicaban el resultado, Milei y Massa terminarían en el ballotage, aunque nadie imaginó que Massa obtendría el podio.
También se consolida otro dato objetivo, que es el número de la abstención en la primera elección nacional a presidente, que no difiere en lo sustancial con lo que venía pasando en las distintas elecciones provinciales y las Paso. La sociedad, prefirió no expresar su opinión o, mejor dicho, la expresa de una nueva manera, sin concurrir a las urnas.
La primera incógnita que teníamos estaba en las provincias donde había triunfado Juntos por el Cambio pero que en las Paso permitieron que Milei tiñera el mapa electoral de violeta. La sorpresa, es que en vez de amarillo se tiñó de celeste.
Qué pasó en las provincias peronistas. Hicieron la mejor elección de su historia. Ni hablar de la provincia de buenos aires, donde el kirchnerismo aseguró su refugio, su triunfo y su continuidad.
La sociedad argentina en un 54% se ha volcado definitivamente por un cambio con lo que está. El problema es que ese porcentaje difícilmente se refleje en la elección de noviembre.
Hoy podemos decir que este domingo fue el fracaso histórico más importante de Juntos por el Cambio desde el nacimiento del espacio político. No solo perdió por segunda vez, sino que quedó fuera de la disputa presidencial camino al ballotage con una diferencia que despeja toda duda del resultado. El dato es explosivo, porque es la primera vez que Juntos por el cambio mirará la elección a presidente por Tv. Solo queda saber ahora cuándo y cómo explotará la bomba nuclear puertas adentro del espacio político. Qué pasará con esa alianza política de Partidos que hace rato mostraban una enorme tensión interna. Cómo se reubicará el Pro, que retrocedió casi a su nacimiento. Cómo se alineará el radicalismo que, durante todo el proceso electoral, era un aliado a disgusto. Acaso se blanquearán algunas conversaciones que mantenía Massa con dirigentes del espacio en busca de un gobierno de unidad nacional. Acaso existirá lo mismo con Milei, seduciendo a otros para integrar su gobierno. Claramente serán las nuevas incógnitas para las próximas semanas. Sin embargo, la peor consecuencia de la catástrofe es para el país. Posiblemente o casi seguro desaparezca la coalición política más coherente para gobernar la próxima argentina, volviendo a fojas 0.
El umbral de tolerancia de los argentinos ha sido tensado al límite y reaccionamos este domingo de la peor manera: elegimos la continuidad sea por miedo o por comodidad y el abismo casi por igual resignando la coherencia de un cambio posible.
Qué paso con Libertad Avanza, que avanzó, pero no tanto al punto de estancarse en los mismos números que las Paso. Del sueño y la convicción propia de triunfar en primera vuelta el domingo simplemente avanzaron algunos puntos, pero no alcanzó. Este exceso de optimismo hace que el triunfo tenga sabor a una derrota muy difícil de digerir.
El dato más interesante del domingo es lo que sucedió en Juntos por el cambio, cuyo resultado todo el mundo lo presagiaba fuera del ballotage y se cumplió. Sin duda fue la sorpresa electoral del día y será quien acaparará las miradas y análisis políticos de las próximas semanas. Patricia Bullrich arrancó de abajo en las Paso, donde todos predecían el triunfo de Rodríguez Larreta y ganó. Nuevamente arrancó desde abajo para este domingo, donde las encuestas la ubicaban tercera cómoda sin capacidad de retener una parte importante del voto de Juntos por el Cambio luego de una interna violenta. La profecía se cumplió. Ahora veremos si los gérmenes de discordia interna en el espacio se esparcen como un virus sin vacuna y destruyen a la alianza política que lideró la oposición en los últimos 20 años, con su oportunidad de ser gobierno con Macri a la cabeza.
Qué pasará con los gobernadores y los 500 intendentes del espacio. Qué pasará con los bloques de diputados y senadores. Acaso, se atomizarán retornando al histórico radicalismo unos, se acoplarán a los libertarios otros y algunos elegirán pactar con el kirchnerismo en un nuevo gobierno de unidad nacional. Este será la nueva incógnita.
Qué sucederá ahora camino a noviembre. Acaso se blanquearán los vasos comunicantes entre Milei y Massa y los argentinos nos daremos cuenta de que caímos en la peligrosa trampa de un cambio falso para que no cambie nada. La otra posibilidad es que avancemos al salto al abismo, pero ahora esperanzados que será la construcción de la nueva argentina. Con quién. Alguien piensa que será posible una unión con las esquirlas que queden de Juntos por el Cambio.
En los últimos días, analistas políticos y medios de comunicación, advirtieron tarde que algo de esto podía ocurrir. Muchos ante ese miedo, decidieron exteriorizar su intención de voto hacia Patricia como intento de enderezar sus propios errores. Otros se limitaron a destacar lo peligroso de un escenario como el que se consolidó este domingo. Sin embargo, su reacción fue tardía y el daño ya está hecho y es irrecuperable. Veremos ríos de tinta y voces intentando explicar lo que ellos sabían, pero no quisieron evitar.
El domingo los argentinos perdieron su oportunidad de consolidar un cambio dejando para noviembre la elección de quién lo conduciría, pero en cambio elegimos la posibilidad de reflotar el pasado. Ahora es todo confuso y sinceramente estamos mucho peor que antes de las Paso. Nadie sabe qué sucederá.
Milei no pudo triunfar en la primera ronda y quedó a merced de lo que haga Massa hasta el ballotage. Incluso perdió hasta la tentación del peronismo de infiltrarse en sus filas para asegurar una alternativa con su influencia. Massa ganó y ahora es el favorito en las apuestas.
Ahora la debilidad política de Milei quedó al desnudo como nunca siendo presa fácil de cualquiera.
Massa cumplió su sueño. Fue el gran ganador del domingo. Tendrá la posibilidad de ser presidente de los argentinos o en el peor de los casos, será el nuevo jefe de la oposición. En ambos casos no existe político en la argentina que haya triunfado tan rotundamente.
El país el domingo no se tiñó ni de violeta ni de amarillo ni celeste. Se tiñó de negro y de ese color es el futuro. Ojalá no sea así por el bien de todos. Sin embargo, hoy hay poco para festejar.
El domingo los argentinos fuimos a las urnas con mucho miedo, aunque contrariamente a como reza el saber popular “el miedo no es zonzo” arrojó como resultado todo lo contrario.
