
ENERGÍA y DESARROLLO, EL ANÁLISIS DESDE LA POLÍTICA, ENTREVISTA CON EUGENIO KRÄMER
Por Lic. Jordana Mrla / Especial para InfoSur en Línea
Podemos analizar muchos aspectos en la política de un país, pero sin lugar a duda, la energía es la principal temática siempre, salga a la luz su discusión o no. No solo representa el insumo fundamental para su desarrollo tecnológico y el bienestar de su población, sino que encarna su principal fuente de riqueza. Argentina posee importantes activos energéticos, basados claro, en sus recursos naturales disponibles, muchos de los cuales inclusive aún no están siquiera cuantificados, porque como siempre digo y he expuesto en otros análisis, falta inversión histórica en exploración y determinación en este plano, donde abundan mayormente las suposiciones.
En esta oportunidad, tuvimos la posibilidad de entrevistar al Licenciado Eugenio Krämer, quien es miembro de la fundación Patagonia Tercer Milenio y del Grupo Agenda Chubut, siendo actualmente asesor de la Secretaría General del Sindicato Regional de Luz y Fuerza de la Patagonia. Fue además Subsecretario de Energía y Subsecretario de Planificación de la provincia del Chubut.
Así como resulta simple y obvio destacar que la política energética es fundamental para la nación, abordar un tema tan amplio resulta complejo. En la matriz energética argentina pueden reconocerse mayormente dos fuentes, la renovable y no renovable. La renovable compone el 43% de la potencia nacional instalada y el 57 % es no renovable o energía térmica generada a partir de fuentes fósiles. Si partiéramos el porcentaje de renovable, el 22% es hidroeléctrica, y del porcentaje restante, la mayor parte es eólica, indica Krämer. Al empezar a sondear el mapa de la energía eléctrica, nuestros activos y los temas que se cruzan en la agenda cotidiana en el devenir de las noticias nacionales y también regionales, no podemos pasar de largo un tema de actualidad como la transición energética ¿tenemos una matriz eléctrica que requiere urgente descarbonización? ¿Cuál es nuestra oportunidad y urgencia frente a este tema global? Eugenio Krämer nos explica que, si a los datos públicos nos remitimos, la matriz eléctrica argentina es mayormente limpia, ya que aporta el 9 % del total de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) emitidos en Argentina, mientras que nuestro país a nivel mundial emite menos del 1%. No hay urgencia en ese sentido, en términos relativos de avanzar hacia una matriz renovable ya. El gas es el recurso de “la transición hacia la transición energética”, deberíamos aprovechar la disponibilidad de hidrocarburos para producir energía térmica y utilizar ese periodo de tiempo para el desarrollo de las tecnologías que nos permitan ser a nosotros actores tecnológicos y no tomadores de tecnología importada en el marco de transición a nivel mundial, agrega. Y para contextualizar inclusive la situación frente a las tarifas, suma al análisis que las energías renovables arrancaron con precios muy altos en la Argentina, hay contratos que vencieron, en donde el MW valía 120 dólares cuando la energía térmica oscilaba en el orden de 35 a 40 dólares. Inclusive, los contratos más baratos en el marco del RenovAr anduvieron en 50 dólares el MW. La energía eólica terminó siendo aún más cara que la térmica, en un marco de no urgencia de transición a renovables. Entonces quizá las urgencias, se vieron atravesadas por otros factores, repasando la discusión que ya abordamos en otras columnas, en donde expusimos los intereses multisectoriales, y también las desigualdades, coincidiendo con el entrevistado al mencionar que prevalecieron exigencias de políticas verdes en mercados de consumo pero que no necesariamente estas resultan coincidentes con la urgencia que atraviesa al mercado energético argentino.
Argentina hoy está atravesada por anuncios y discursos energéticos, que arrancan desde la extracción de uranio, pasando por el plan nuclear, la privatización de Nucleoeléctrica Argentina SA, que en la estricta realidad de lo que ya hemos vivido y recientemente sentido con IMPSA, me gustaría enfatizar con la palabra “extranjerización” de nuestras capacidades tecnológicas estratégicas. En todo ese recorrido, no debemos dejar de lado la situación de las concesiones hidroeléctricas, en particular la de Comahue (Alicurá, El Chocón- Arroyito, Cerros Colorados y Piedra del Águila). La desregulación del sistema eléctrico, a cambio de niveles obscenos de rentabilidad a costa del pueblo argentino, ha resultado ser una constante desde la década del noventa en adelante, reiterándose de manera acrecentada en la actualidad ¿Desde dónde se discute la matriz y la política energética? Pregunta el entrevistado, afirmando que la energía es una palanca fundamental y necesaria para el desarrollo productivo y territorial. No es menor y es fundamental. En relación a lo que venimos desarrollando resalta que la legislación de la década del noventa tendió a constituir a la energía como un negocio y no como un elemento estratégico. Indicó, además, que desde su espacio vienen discutiendo eso en conjunto con la soberanía nacional y provincial. En este sentido el costo de la energía es fundamental, si la matriz esta privatizada en manos de capitales extranjeros que deben rendir dividendos en dólares, se dolariza la energía y por ende se pone una estructura de costos artificialmente cara a la matriz productiva nacional que debería tener una estructura de costos en pesos cerrando con una pregunta que debiéramos hacernos si el agua que corre por los ríos es nuestra y no es importada, ¿por qué la tarifa se paga en dólares?
No profundizamos en esta ocasión el plan nuclear, pero armonizamos en la idea de que la detención del CAREM, la extranjerización de la principal empresa del rubro que además opera las tres centrales nucleares argentinas y el hecho de apuntar a la minería del uranio destinada únicamente a la exportación primaria del recurso es desguazar el sector energético nuclear. Además, significa ceder activos y pretender desregular una actividad que ningún país del mundo tiene desregulada. Sí, ninguno, ni siquiera Estados Unidos, y claro que no, por todo lo que significa e implica. Un plan nuclear, no es cuestión de cuatro u ocho años. Todos los proyectos nucleares son de alta duración, su tecnología se liga al desarrollo estratégico del país, su soberanía y por su puesto su planificación a largo plazo. Esta visión supera a la producción de energía nucleoeléctrica, como así también a los términos de negocios de los actores privados. Por eso, su planificación y su futuro son políticas de estado. Excede las discusiones partidarias. La propuesta de extranjerización de Nucleoeléctrica Argentina SA junto a las demás acciones que se vienen tomando en política nuclear, van en contra de la defensa de nuestra soberanía y del patrimonio del pueblo argentino. La historia nuclear nacional posee más de 70 años ¿saben todo lo que pasó en ese tiempo y la robustez que alcanzó?
Finalmente y para cerrar con el análisis y discusión del panorama general que atraviesa el sector, Eugenio Krämer enfatiza Argentina tiene hoy una deficiencia muy grande en materia de infraestructura en transporte y trasmisión de energía, especialmente en la Patagonia En nuestra provincia, si uno mira las interconexiones y las instalaciones que tiene de generación aislada y observa cuánto le cuesta eso al territorio en términos estrictamente económicos, dados por el costo que genera el abastecimiento de combustible y el deterioro devenido en pérdida de oportunidades de desarrollo, entonces, esas son las cosas que hay que discutir cuando se habla de política energética. Su análisis se profundiza en la injusticia generada en el marco del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), la distribución de costos y precios y la profundización de la asimetría territorial. La matriz energética tiene una gran deuda de soberanía y democracia, particularmente a partir de la década del noventa, y deberíamos ir a una ponderación de los precios en función de la generación y la necesidad de desarrollo. Si se quiere ejercer verdadera soberanía, lo primero es poner a disposición la energía para que empiece haber desarrollo productivo y agregado de valor sobre la producción primaria, para generar además, ocupación. No se puede discutir soberanía sin primero discutir arraigo, porque sin el último no se ejerce la primera. Argentina tiene que hacer una gran inversión en transporte eléctrico, para facilitar el acceso a todo el territorio y permitir igualdad de costos. El planteo es sobre la soberanía y no sobre la gobernanza del sector, porque el bien común debe estar sobre todo y el Estado debe administrar esa voluntad popular.